Hace unos días, en la boda de unos amigos, salió un tema de conversación que acabó, una vez más, con un deberías de contar todo eso en un blog. Pues bien, aquí estoy para contarte ciertas cosas, unas algo interesantes y otras menos, pero cosas del día a día al fin y al cabo.
Tal vez debiera de empezar ya mismo a escribirlas pero voy a esperar a terminar esta
primera entrada para hacerlo. Lo que sí puedo decirte antes de que me lo digas tú, es que escribo como pienso y pienso como escribo. Ya te irás dando cuenta. No pretendo alegrarte los ojos con prosa de escuela, ni, por el contrario, hacerlos sangrar con grandes barbaridades, pero en el término medio es donde creo estar. Ahí estoy cómodo. Espero no cansarte. Confío en no aburrirte.
¿Y por qué no escribes todo eso?
Eso es justo lo que pensamos muchos, escríbelo.
Me ha encantado lo que has escrito. Publícalo.
Bien, después de muchos años oyendo eso, me lanzo al vacío. Sentado, tumbado, de pie... Desde tu portátil, tu tableta, tu teléfono... Hoy en día lo puedes leer como quieras, donde quieras, cuando quieras. Lo fácil es eso. Lo difícil, que lo que te vaya contando te enganche.
Léeme. Critícame.
Hasta pronto.
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